Wednesday, October 10, 2012

Todo Comienza en el Hogar (Everything Begins in the Home)

(Scroll down for English translation)

Todo lo bueno en una nación comienza en el hogar. Todos los problemas de una nación comienzan en el hogar. Cuando consideramos los problemas que enfrentan nuestras naciones, podemos encontrar tranquilidad y esperanza porque el remedio a esos problemas también se encuentra dentro de las paredes de nuestros hogares.

Con mucha frecuencia se dice que la familia es la primera institución de la sociedad, pero ¿realmente comprendemos, valoramos e invertimos en la familia con miras a proteger nuestra sociedad? ¡Lo dudo! O por lo menos no estamos haciendo todo lo que deberíamos; porque si fuese así, no estaríamos enfrentando los problemas de robo, inseguridad, deshonestidad, insensibilidad, irresponsabilidad, agresividad, deslealtad, etc.

Veamos algunos puntos que pueden ayudarnos a valorar y asumir la responsabilidad y hacer la parte que nos corresponde para contribuir a la cura de nuestra nación.

Primero, debemos comprender que el matrimonio es el fundamento del hogar y los ladrillos de este fundamento son: el amor y el respeto mutuo. Papá y mamá están modelando con su ejemplo a sus hijos, lo que significa amar y respetar en toda su magnitud, estas dos condiciones son necesarias y sobre ellas construimos otras conductas  resultantes como la tolerancia, la solidaridad, la amistad, la honestidad, la puntualidad, la responsabilidad y otros que se derivan de estos ladrillos fundamentales.

En segundo lugar, el hogar es un lugar de entrenamiento, su hogar es la primera iglesia de sus hijos, porque es el lugar donde ellos primero aprenden acerca de Dios y Sus caminos. Su hogar es el lugar donde sus hijos aprenden primero a amar a Dios, amar Su palabra -la Biblia, aprenden acerca de la salvación y a adorar a Dios.

En tercer lugar, su hogar es la primera escuela de sus hijos. La educación de los hijos es la responsabilidad de los padres. La educación comprende toda una serie de instrucciones y disciplina la cual tiene como fin iluminar el entendimiento dando una visión clara para comprender y diferenciar entre la verdad y la mentira, entre lo correcto de lo incorrecto, entre lo legal de lo ilegal, etc.

La educación debe incluir corregir el temperamento, debe animar a hacer lo correcto, lo justo, a seguir  las buenas costumbres y a formar los buenos modales y hábitos de la juventud; y ¿qué significa formar? es modelar mediante la instrucción y la disciplina, modelar por influencia; por entrenamiento.
Los hábitos empiezan con un pensamiento, ese pensamiento nos lleva a una acción, las acciones repetidas forman el hábito y los hábitos determinan el carácter, y nuestro carácter determina nuestro destino. Hábitos y modales y, en última instancia el carácter proviene de decisiones diarias. Decisiones son el resultado de la forma en que una persona se gobierna o rige a si misma.


Para tener verdadera libertad, el hombre debe gobernarse  internamente por el Espíritu de Dios y no por fuerzas externas. El gobierno es primero individual, luego se extiende al hogar, la iglesia, y la comunidad. Este principio de autogobierno es Dios gobernando internamente desde el corazón del individuo.

La educación en el hogar debe equipar a los hijos para que sean personas de bien, aptas y útiles, de provecho para si mismos y para la sociedad. Como dijo John Whitehead – Los hijos son el mensaje vivo que enviamos a un tiempo que no veremos”. 
Por último el hogar es también el primer lugar donde nuestros hijos aprenden acerca de gobierno, es dentro de nuestras casas donde aprenden acerca de la ley y las consecuencias, la obediencia o la desobediencia; y  es en el hogar donde sus hijos primero aprenden acerca de la autoridad, si los padres ejercen su autoridad con amor, entonces los hijos transmitirán con facilidad su obediencia de los padres a Dios, porque el uso de la autoridad amorosa inspira obediencia y respeto por ella.

Podemos concluir que, ¡todo comienza en el hogar! Reproducimos lo que somos y esto se revela mayormente en el hogar, es allí donde se aprende a amar, a respetar y a vivir en armonía y verdadera libertad. No esperes más. Ahora es el tiempo de empezar a usar el remedio para sanar los problemas que enfrenta nuestra nación.

Escrito por, Antonia Ocampo Alzate
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Everything good in a nation begins in the home. All the problems of a nation begins in the home. When we consider the problems facing our nation, we can find peace and hope because the remedy to these problems is also found within the walls of our homes.

Frequently it is said that the family is the first institution of society, but do we really understand, value and invest in the family with the goal of protecting our society? I doubt it. Or at least we are not doing everything we should; because if we were, we would not be facing the problems of theft, insecurity, insensibility, irresponsibility, aggression, disloyalty, etc.

Let’s look at some topics that can help us value and assume the responsibility of doing our part to contribute to the cure for our nation.  

First, we must understand that marriage is the foundation of the home and the bricks of this foundation are: mutual love and respect. Dad and mom are molding their children through their example, and what it means to love and respect in all its magnitude. These two conditions are necessary because we build upon them our behavior such as tolerance, loving-kindness, friendship, honesty, punctuality, responsibility and more that develop from these fundamental bricks.

Second, the home is a place of training. Your home is the first church for your children, because it is the place where they first learn about God and His ways. Your home is the place where your children first learn to love and love God, love His word – The Bible, learn about salvation, and to worship God.

In the third place, your home is the first school for your kids. The education of the children is the responsibility of the parents. Education comprehends a whole series of instructions and discipline which has as an end to illuminate understanding, giving a clear vision to differentiate between truths and lies, between right and wrong, between legal and illegal, etc.

The education must include correcting the temper. It must encourage to do what is right, just, to follow good customs and form the good manners and habits of youth. What does it mean to form? It is to model through instruction and discipline, influence and training.

The habits begin with a thought, that thought then takes us to an action, our actions repeated form the habit, and the habits determine our character, and our character will determine our destiny. Habits and manners and at last our character comes from our daily choices. Decisions are the result of the form a person chooses to govern him/herself.

In order to have true liberty, man must govern himself internally through the spirit of God and not through external forces. The government exist first in the individual, then it extends in the home, the church and the community. This principle of self-government is God ruling internally from the heart of the individual.

The education of the home must equip the children so they can be people of good, skilled and useful for themselves and for society. As John Whitehead said  - “Children are the living message we send to a time we won’t see”.

Lastly the home is also the first place where our children learn about government. It is inside our homes where they learn about law and its consequences, obedience and disobedience. And it’s in the home where your children will first learn about authority. If the parents exercise their authority with love, then their children will easily transmit their obedience from their parents to God. The use of loving authority inspires obedience and respect.

We can then conclude that, everything begins in the home! We reproduce what we are and this is revealed largely in the home. It is there where we learn to love, respect, and live in harmony and true freedom. Don’t wait any longer - now is the time to use the remedy to heal the problems that face our nation.


Written by, Antonia Ocampo Alzate

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